Reconozcámoslo.Hemos sido crueles con las IAs de reconocimiento de imágenes. Sin piedad, las hemos sometido a tareas demasiado complejas para luego señalarlas sin pudor y mofarnos porque no funcionan adecuadamente. Pero esto debe cambiar. Es hora de realizar un ejercicio de empatía masivo con las IAs.
Esta historia interactiva con cierta carga irónica permite comprender mejor cómo las IAs “ven” diferentes objetos cotidianos y cuál es su potencial capacidad de errar.